Hoja de papel en formato pliego sin doblar, impresa por una sola cara y sin colorear (excepto en las más modernas). Surge durante los siglos XVIII y XIX como evolución de las hojas sueltas, con refuerzo de imágenes o dibujos* con una función claramente moralizante. La gran difusión alcanzada favoreció, por un lado, la presencia de la cultura en la vida cotidiana, y, por otro, el acceso a ella de gentes escasamente alfabetizadas. En su origen agruparon una serie de cuarenta y ocho estampas*, el número fue variable (16, 32, 36 ó 40), así como la evolución del tema y el carácter primero enumerativo, en el que se recogen una colección de estampas y viñetas* y, más tarde, con una clara intención narrativa, ayudada por el desarrollo que llegó a alcanzar el lenguaje gráfico. También se designa con el mismo nombre a la estampa pequeña contenida en este pliego, con varias de las cuales, mediante versos generalmente pareados situados al pie, se explica un acontecimiento o suceso.